
Apoyada en la varandilla, Yurisleidy se mordía las uñas, sin saber a quien animar. Veía las patadas que intercambiaban con generosidad sus dos pretendientes sin saber por quien tomar parte. Al fin y al cabo, aunque Efluvio le gustaba y era un exquisito mediapunta, la había dejado plantada como si fuera una tipeja de segunda clase. Y aunque Ryan Manuel era un tuercebotas feo como un nemonio y la había mandado a hacer puñetas, sabía que él la quería de verdad y que, en realidad, sus borderías eran fruto del despecho. Se podría decir que Yurisleidy quería chingar a Efluvio y que deseaba más que nada estar junto a él, pero, aunque Ryan Manuel le resultaba muy poco excitante, no podía soportar la idea de que pudiese mirar a otra. Quería tenerlo ahí. Y no pidan que les demos una definición más exacta, incluso los narradores omniscientes no nos explicamos estas cosas. Al final, ante la duda, se inclinó por insultar al árbitro, siempre buena decisión, como hacían en ese preciso instante Jorge y Aniceto, los barras bravas del conjunto local.
Al final del partido, Efluvio de Amor intentó hablar con Yurisleidy para reconducir la situación, aunque, lleno de lama y sangrando por los fociños, quizá no era el mejor momento. Trató de explicarle la razón por la cual se había ido, como si fuera el Litri, detrás de una vaquilla, dejándola sola a merced de los buitres chuliweys de la night. Pero Yurisleidy, absolutamente despechada, no le hizo caso y con su exquisita inteligencia femenina y su variado registro sentimental, pensó en asestar un golpe de celos moltallllllllll a Efluvio de Amor. Así, llamó a Ryan Manuel, que en ese momento bajaba del castiñeiro, donde había subido al acabar el partido a recoger un balón allí alojado tras un despeje. Y le propuso salir a cenar aquella noche, y por si fuera poco al Arenal, la casa por la ventana. El kaiser del Garabolos dudó, porque, aunque era tonto, no era completamente gilipollas y la oferta le olía a cerdo quemado. Pero había esperado demasiado aquel momento, y no podía sino aceptar. Efluvio, mientras, se fue del campo herido, viejo, cansado, decepcionado, rabioso, huraño... y poniendo en el coche el estremecedor CD de Ricardo Arjona, que le atravesaba el alma con su hipnótica letra:
"El problema no fue hallarte. El problema es olvidarte. El problema no es tu ausencia. El problema es que te espero. El problema no es problema. El problema es que me duele. El problema no es que mientas. El problema es que te creo. El problema no es que juegues. El problema es que es conmigo. Si me gustastes por ser libre... Quien soy yo para cambiarte. Si me quedé queriendo solo... Como hacer para obligarte. El problema no es quererte. Es que tu no sientas lo mismo. Y como deshacerme de ti si no te tengo. Como alejarme de ti si estas tan lejos. Como encontrarle una pestaña a lo que nunca tuvo ojos. Como encontrarle plataformas a lo que siempre fue un barranco..."
EN EL PRÓSIMO CAPÍTOLO...
CHURRASCO EN EL ARENAL...
NATA MONTADA...
Y MUCHA MÁS TRAGHEDEA DE AMOLLLLLL!!!
CHURRASCO EN EL ARENAL...
NATA MONTADA...
Y MUCHA MÁS TRAGHEDEA DE AMOLLLLLL!!!
1 comentario:
jojojojojoj!!!criminal!!!moi grandes as alineacións de ambos conxuntos!!
Que se acorde de levar unha coda de pan do Arenal que te pode sacar dun apuro...jajajaja!!
Doriforo.
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