TRAGHEDEA DE AMOLLLLL. cap. 2. Rácing de Santander & Kiko Bótalle o Veneno.

Trabuco Donosor, el chofer de los papás de Yurisleidy, esperaba con el carro a la puerta de la "Maison Le Fontaine". Yurisleidy se despedía en el hall de su ama de llaves, Esther Coleiro. Bueno Esthelll, me voy con Efluvio a senar al Viveiró, por fin tenemos reselva en ese restaurante de vangualdia. La vieja y desdentada ama de llaves la cogió de las manos y la miró fijamente. ¡Ay Zeñorita, espero que se lo monten bien!. Yurisleidy recogió su negro y agraciado pelo echándolo con la mano izquierda hacia su espalda al tiempo que giraba elegantismamente su cuello hacia la derecha. Tú tranquila, que después de ir a tomar al R10, iremos al Klëin a pasar la noche... seguro que va a ser una noche inolvidable de pasión entre champagne y torresmos.

En la oscuridad del jardín, resguardado entre las manciñeiras, Ryan Manuel observaba la "salida" de su amada. Pasaban los días y había perdido toda esperanza de conquistar a Yurisleidy. Ahogaba su dolor con tragos de tequila y emotivas canciones de Guns N Roses, que contenían versos que le llegaban al corazón, tales como "Siempre te amaré, hija de la gran puta." Su ansiedad era enorme y su amolllll cada vez más intenso; aquella mañana ya la había echado de menos, sin tiempo para recoger siquiera un carro de molime. Yurisleidy, por su parte, estaba convencida de que Efluvio de Amolll era una pareja ideal, pero había algo que no acababa de dejarla abandonarse a sus encantos. Le gustaba, pero el influjo de Xil Ríos era todavía poderoso, y recordaba el día en que lo encontró juntando Orense y Pontevedra con una rubia de pechos prominentes en la furgoneta de la gira, aquella furgoneta que era como un templo sagrado del amolllll para los dos. Recordaba también la amarga despedida, llena de lágrimas y desesperación, y la frase que pronunció, despechada, en un perfecto idioma galizaceibario, y en la que no pudo ocultar su adoración por el Manolo Escobar gallego: "Eres un cabrón, pero cáesme ben".

En los entrantes de la cena, es decir, callos, hablaron del soccer que tanto gustaba a Yurisleidy, coincidiendo ambos en su admiración por Rulo; incombustible, según ella, y eterno, según él, sin duda bastante más pedante. En el primer plato, ensalada, continuaron la placentera conversación por terrenos más interesantes y aguardados por Efluvio, el amollllll y sus anteriores relaciones. Ella le contó su desengaño con la gran estrella del pop galaico en un relato al que él respondió con constantes y numerosos "vaya, qué traghedea", presuntamente sensibles pero en realidad llenos de indiferencia y toqueón. "Aguantar hasta chingar, prometer hasta meter," era la máxima que Efluvio de Amolllll se había puesto. En el tercer plato, sopa, hablaron de la condición de papamostrencas de Efluvio, que se escudó argumentando que siempre había sido un tipo de otra época, con gustos estéticos quizá antiguos pero sin duda refinados, y que cuando sus amigos compraban pornografía él se masturbaba con cuadros de Rembrandt. Eso sí, todo había que decirlo, quizás influía también una extraña reacción que provocaba en su cuerpo la bebida, y que algunas veces le hacía estar caliente como un burro. Pero su amor por las chicas de hueso ancho era ya pasado, dijo, y estaba dispuesto a dejar su obsesión por Yurisleidy, algo que agradó a la muchacha.
En los postres (cochinillo asado), ya con la conversación mucho más fluída, hablaron de sexo, tema en el que Efluvio era un experto, al haber leído el Kamasutra cinco veces y al Marqués de Sade seis, y al haberse abonado al Plus a los catorce. ¿Y un entendido como usted nunca ha tenido un fallo? ¿una mala noche?, preguntó la chica. Efluvio, herido en el orgullo, pero honesto, contestó: "sí, una vez tuve un gatillazo... pero esperé media hora y después le salió hasta por las orejas..." Ante tan pasionales y sensibles palabras, la chica, henchida de una curiosidad húmeda que le mojó la ropa interior, pensó si no sería muy incauto desaprovechar una oportunidad de tal calibre.

TO BE CONTINUED IN THE R10 & IN THE KLËIN....